En el ámbito de la comunicación política, las imágenes de los funcionarios públicos desempeñan un papel fundamental. Desde retratos oficiales hasta fotografías espontáneas, estas representaciones visuales no solo documentan la existencia y las acciones de los líderes, sino que también son herramientas estratégicas en la construcción de su imagen pública. A través de ellas, los funcionarios buscan transmitir valores, humanizarse ante el ciudadano y al mismo tiempo, fortalecer su presencia en el imaginario colectivo.
Antecedentes
Una larga tradición, que se remonta a siglos atrás, cuando los retratos eran una de las pocas formas de inmortalizar la figura de los líderes. Estos retratos oficiales eran cuidadosamente comisionados para proyectar poder, dignidad y autoridad. Un ejemplo icónico es el retrato de George Washington pintado por Gilbert Stuart, que no solo captura la esencia del primer presidente de Estados Unidos sino que también establece un estándar de solemnidad y prestigio.
En la actualidad, aunque las fotografías han eclipsado en gran medida el uso de las pinturas, estas últimas aún mantienen un espacio respetado en la comunicación política. Los retratos pintados de presidentes y otros altos funcionarios suelen adornar edificios gubernamentales y embajadas, funcionando como recordatorios de la historia institucional y símbolos de continuidad y estabilidad. El retrato de Barack Obama por Kehinde Wiley, por ejemplo, ha sido celebrado por su estilo contemporáneo y su simbolismo cultural, marcando una ruptura con la tradición a la vez que reafirma su lugar en la historia.
Kehinde Wiley
La fotografía como vehículo político
Con el avance de la tecnología, la fotografía se ha convertido en el medio predominante para representar a los funcionarios públicos, pues las fotografías pueden capturar momentos de forma inmediata y realista, permitiendo una conexión más directa y humana con el público y también pueden ser intervenidas con filtros o programas ad hoc.
En este rubro, podemos identificar dos tipos de fotografía política:
1.- La fotografía oficial: diseñados para transmitir autoridad y profesionalismo. Estos retratos son cuidadosamente planificados, desde la vestimenta y la postura hasta el fondo y la iluminación, para proyectar una imagen específica y calculada. Un ejemplo contemporáneo es el trabajo de David Ross (https://davidross.com.mx/)
2.- Fotografía Espontánea: Las imágenes capturadas en eventos públicos, reuniones informales o interacciones con ciudadanos ayudan a humanizar a los líderes políticos. Estas fotografías muestran a los funcionarios en momentos más naturales y accesibles, lo que puede ayudar a reducir la distancia percibida entre los líderes y el pueblo. La famosa fotografía de Justin Trudeau es un ejemplo poderoso de cómo una imagen espontánea puede transmitir empatía y humanidad. Aunque también hay que decir que ese es el trabajo del fotógrafo, tomar cientos de fotos para elegir la mejor imagen que capture la esencia del acto o momento.
Estrategias y Percepciones
El uso de imágenes en la comunicación política no es accidental; es una estrategia cuidadosamente orquestada. Los equipos de comunicación seleccionan y distribuyen imágenes con objetivos claros:
- Construcción de Imagen: Las imágenes oficiales se utilizan para reforzar la percepción de las autoridades como líderes competentes, confiables y poderosos.
Dave Yoder
- Humanización: Las fotografías espontáneas ayudan a presentar a los políticos como personas reales, con emociones y vidas similares a las de sus electores. Vaya, carismáticos y espontáneos.
- Narrativa Visual: A través de la repetición de ciertas imágenes (por ejemplo, un líder rodeado de niños, visitando hospitales, participando en actividades comunitarias), se construye una narrativa visual que refuerza los mensajes de campaña y los valores del funcionario.
Los retos
A pesar de su eficacia, el uso de imágenes y pinturas también enfrenta desafíos y críticas. La manipulación de imágenes y la creación de una “realidad fabricada” pueden llevar a cuestionamientos sobre la autenticidad y la transparencia. Además, el enfoque excesivo en la imagen personal puede desviar la atención de cuestiones políticas sustantivas y reducir el debate público a una serie de impresiones visuales. Sin embargo, podemos señalar que son herramientas poderosas en la comunicación política. A través de ellas, los líderes no solo buscan inmortalizar su imagen, sino también construir una narrativa que resuene. La evolución de estas representaciones, desde pinturas solemnes hasta fotografías espontáneas, refleja los cambios en las expectativas y tecnologías de la sociedad, pero el objetivo sigue siendo el mismo: conectar con el público y fortalecer la posición política del funcionario.
En una siguiente entrega hablaremos de la pintura de SM el Rey Carlos III.