Este año he sido un profesional del protocolo muy aplicado: cuidé cada detalle en los eventos, organicé precedencias con precisión milimétrica, y evité que más de una persona metiera la pata en momentos importantes. Como prueba de mi dedicación, no me comí ningún canapé antes de que llegaran los invitados. Por eso, me atrevo a pedirte algunas cositas para el 2025. ¡Prometo que no son caprichos, son #mejoras para el mundo del #protocolo, el #ceremonial y la #etiqueta!
- Que el protocolo deje de verse como algo aburrido y rígido. Quiero que todos entiendan que el protocolo no es una camisa de fuerza, sino una guía que aporta orden, respeto y elegancia a cualquier evento. ¡De verdad puede ser emocionante si se aplica bien!
- Más respeto por las precedencias y menos improvisaciones. Nada peor que ver a alguien sentado donde no debería o que un funcionario sea ignorado por falta de organización. Sigamos las reglas de precedencia y evitemos esos momentos incómodos.
- Que los himnos nacionales sean respetados con solemnidad. Por favor, menos gente distraída con el celular y más respeto al momento de entonar el himno. ¡Son segundos que representan a todo un país!
- Menos dudas sobre el uso correcto de banderas. Sería genial que todos supieran dónde va cada bandera y cómo se deben colocar. ¡Evitemos esos errores que se vuelven virales por las razones equivocadas!
- Que los discursos sean breves y memorables. Nada de monólogos interminables que hacen bostezar a todos. Que cada discurso tenga impacto, emoción y sea directo al grano.
- Que cada ceremonia sea una experiencia memorable. No más eventos donde todo parezca mecánico y sin alma. Cada ceremonia debería contar una historia, generar emociones y dejar huella en quienes participan. Que cada detalle esté tan bien cuidado que todos se vayan con una sonrisa y una anécdota que contar.
- Que los vocativos sean usados correctamente. Sería un sueño que todos supieran cómo dirigirse a cada autoridad y personalidad sin titubear. ¡No es tan difícil, solo se necesita práctica y preparación!
- Más educación en etiqueta social desde temprana edad. Imaginen un mundo donde todos sepan cómo comportarse en una mesa formal o en una ceremonia. ¡El futuro se vería mucho más elegante y respetuoso!
- Que los organizadores de eventos valoren el trabajo del responsable de protocolo. A veces parece que somos invisibles hasta que algo sale mal. ¡Reconozcamos el esfuerzo de quienes aseguran que todo funcione a la perfección!
- Que el saludo de mano vuelva a ser firme y con confianza. Basta de apretones de mano débiles o dudas al momento de saludar. Un buen saludo abre puertas y deja una excelente impresión.
- Menos errores con el uso de títulos y tratamientos. No más “señor” a quien es “doctor” o “excelentísimo” a quien no lo es. ¡Pequeños detalles que reflejan profesionalismo!
- Que las mesas de honor sean bien organizadas. Nada de improvisar minutos antes de que empiece el evento. Una mesa de honor bien planificada evita muchos dolores de cabeza.
- Que los brindis sean breves y elegantes. No queremos discursos eternos antes de poder levantar la copa. ¡Un buen brindis es breve, emotivo y directo!
- Más conocimiento sobre el uso correcto de los cubiertos y la cristalería. Que nadie se sienta intimidado frente a una mesa llena de utensilios. ¡Con un poco de conocimiento, cualquier cena formal puede disfrutarse sin nervios!
- Que se respeten los códigos de vestimenta. ¡No más invitados en jeans cuando se pidió etiqueta rigurosa! La vestimenta adecuada refleja respeto por el anfitrión y el evento.
- Más consideración por los tiempos y la puntualidad. Llegar tarde a un evento formal debería ser cosa del pasado. La puntualidad es una muestra de respeto hacia los demás.
- Que los maestros de ceremonias estén bien preparados. Un buen maestro de ceremonias puede salvar cualquier evento, mientras que uno improvisado puede hundirlo. ¡Valoremos su papel!
- Más inclusión y respeto a la diversidad en eventos protocolares. Que el protocolo refleje la realidad de nuestra sociedad: diversa, multicultural y plural. Hagamos que todos se sientan representados y respetados en cada ceremonia. El respeto a las tradiciones no está peleado con la inclusión; ¡al contrario, las enriquece!
- Que se respeten los símbolos patrios y su significado. Nada de banderas al revés o mal plegadas. Respetar los símbolos es respetar la identidad de una nación.
- Que cada evento sea una oportunidad de mostrar lo mejor de nosotros. El protocolo, el ceremonial y la etiqueta no son solo reglas: son una forma de expresar respeto, orden y, sobre todo, humanidad.
Si me concedes estos deseos, prometo seguir organizando eventos impecables, educando a otros sobre la importancia del protocolo y, por supuesto, dejando galletas extra junto a mis zapatos. ¡Tú sabes que el orden y la elegancia siempre van de la mano!
Con cariño y mucha dedicación,
Un apasionado del protocolo y el ceremonial