En el protocolo, uno de los aspectos más importantes y fundamentales es la precedencia, que podemos definir de forma sencilla, como la ubicación en tiempo y espacio de las personalidades y funcionarios que presiden un evento, y que puede o no, estar sustentada  bajo  leyes, decretos o normas, al igual que usos y costumbres.

Establecer las precedencias es quizás una de las tareas más complicadas y al mismo tiempo, sensibles, pues todos quieren o ser el centro o estar lo más cercano a él.

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Si bien existen una gran de criterios establecidos  y reconocidos por  diversos responsables de protocolo,  sigue siendo el “coco” para muchos organizadores y expertos, pues el factor “ego” , aquel que muchas veces sale a flote,   así como el desconocimiento  e ignorancia de ciertos criterios básicos, pueden hacer complicado el establecer el adecuado criterio de ordenación.

Establecer las precedencias implica, necesariamente, establecer al anfitrión, luego definir el objetivo del evento y por supuesto, la razón de estar de los invitados en el presídium así como el sentido e impacto que estos tendrían según el acomodo de los mismos. Todos estos factores y otros que debemos considerar, harán que las precedencias no sean iguales aunque se trate de actos similares y con los mismos invitados.

Eso es lo que convierte a la precedencia en todo un arte.

La precedencia no sólo se da en presidiums, se da también en mesas, en recorridos, en acomodos en medios de transporte, en intervenciones, etc, cada uno de estos momentos debe estudiarse y establecer, a partir del análisis, el criterio y orden que se usará para asignar el lugar adecuado al momento, espacio y tiempo de evento o acto.

La única forma de desarrollar y fortalecer nuestro conocimiento en las precedencias es la práctica,  habrá veces que nos equivoquemos y que nos demos cuenta a tiempo o después, todo ello será experiencia que nos servirá si la usamos como base de nuestro aprendizaje, siempre y cuando tengamos en claro el porqué de los acomodos y sus criterios de ordenación, Como sugerencia, conviene hacer un documento  donde vayamos anotando la personalidad o funcionario que asistió, el objetivo del evento y la precedencia asignada, así como observaciones generales, así, tendremos una referencia e historial que si bien será difícil que vuelva  a repetirse, puede ser útil para ir entendiendo el impacto de haber asignado el lugar de la derecha o izquierda y más cuando no haya un criterio que nos sirva para tal fin.

Como decía Sebastián de Horozco ” En presencia del mayor, cesa el poder del menor”

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