En México, luego de las elecciones y las declaraciones de ganador o ganadora, y acorde a un calendario o fecha que se establece en las leyes, dan comienzo los actos y las ceremonias de toma de protesta de ayuntamientos, donde los funcionarios electos juran asumir sus cargos y comprometerse a cumplir con sus responsabilidades legales y morales. En estos eventos, que pueden ser grandes producciones o ceremonias más sencillas, lo más importante es el acto en sí: “protestar”. Sin embargo, lo cierto es que este primer evento puede marcar el tono del gobierno entrante, y su impacto es significativo tanto en términos simbólicos como en la percepción pública. ¿Lo sabías?

“El protocolo, el ceremonial y la etiqueta en los eventos oficiales son los elementos formales y visuales que, de manera coordinada, conforman la representación plástica del poder.” Este concepto destaca la importancia de los detalles en los actos oficiales y su capacidad para proyectar la imagen de una administración ante la ciudadanía.

La ceremonia de toma de protesta: Un acto con base legal

Las ceremonias de toma de protesta, lejos de ser meros formalismos, están ancladas en las leyes municipales y estatales de México. Este acto solemne garantiza la legalidad del proceso de transición del poder en los gobiernos, y no realizarlo puede incluso derivar en un vacío de poder, según los marcos normativos. Por ejemplo, en la Ley Orgánica Municipal del Estado de México, artículos 17, 18, 19, etc., se detalla el procedimiento para la toma de protesta y las consecuencias de no seguir este protocolo. En la Ley Orgánica Municipal para el Estado de Guanajuato, el artículo 32 establece no solo los lineamientos para los municipios ayuntamientos, sino también la fecha: “los ayuntamientos electos se instalarán solemne y públicamente el día 10 de octubre del año de su elección” o en la Ley para el Gobierno y Administración de los Municipios del Estado de Guanajuato, que hace referencia al tema en el artículo 34.

Así, cada estado y sus municipios, tienen sus propias regulaciones como está https://www.jalostotitlan.gob.mx/transparencia/Articulo%208/IV/g)/ProtocoloSesionSolemne.pdf

En México, el Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (INAFED) proporciona guías y lineamientos para la realización de estos eventos, asegurando que tanto el protocolo como el ceremonial se apeguen a la normativa vigente. Esta guía establece aspectos que van desde la entonación del Himno Nacional hasta los discursos y la disposición de los funcionarios en el presídium.

Ejemplo de ceremonial y protocolo con fundamento en la Ley para el Gobierno y Administración de los Municipios del Estado de Guanajuato, referente a la protesta de ley:

Artículo 34. La persona titular de la presidencia municipal entrante rendirá la protesta en los siguientes términos:
“Protesto, cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la del Estado de Guanajuato y las leyes que de ellas emanen y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de titular de la presidencia municipal”.

Concluida la protesta, la persona titular de la presidencia municipal la tomará a los demás integrantes del Ayuntamiento, bajo la fórmula siguiente:
“¿Protestan cumplir y hacer cumplir la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la del Estado de Guanajuato y las leyes que de ellas emanen y desempeñar leal y patrióticamente el cargo que el pueblo les ha conferido?”.

A lo cual las personas titulares de las sindicaturas y regidurías, levantando la mano dirán:
“Sí, protesto”.


La persona titular de la presidencia municipal agregará: “Si así no lo hicieren, que el pueblo se los demande”.

Este tipo de protocolo y ceremonial asegura que la ceremonia no solo cumpla con los requisitos legales, sino que también proyecte una imagen de orden, respeto y solemnidad.

La relevancia del primer evento oficial

Es esencial comprender que la primera actividad pública de un gobierno entrante, en este caso la toma de protesta, tiene un impacto significativo en la creación de una imagen pública. Un evento mal organizado, tedioso o que no emocione puede generar una percepción negativa en los ciudadanos, y aunque esta impresión no sea permanente, sí puede influir en la forma en que la población vea al gobierno durante sus primeros meses de gestión.

“Los eventos como herramienta de comunicación e identidad son fundamentales para proyectar una imagen coherente y profesional de un gobierno.” Esto significa que cada detalle del evento, desde la selección del ciclorama hasta el mobiliario y la disposición de los funcionarios en el presídium, tiene un impacto en la percepción pública.

Toma de protesta del Ayuntamiento de Panotla

Los elementos clave en la Toma de Protesta

Los equipos de comunicación y protocolo del ayuntamiento deben tener muy claro que cada elemento en la ceremonia comunica algo sobre la administración entrante. Aquí algunos aspectos esenciales a considerar:

  1. Simbolismo y comunicación visual: El uso correcto de los símbolos patrios, la ambientación del espacio y el tipo de mobiliario pueden enviar mensajes potentes. Un diseño austero, pero solemne, puede proyectar seriedad y compromiso, mientras que un exceso de ornamentación podría interpretarse como innecesario.
  2. Primera impresión positiva: Un evento bien organizado genera una primera impresión favorable, siempre y cuando todos los elementos converjan en el mismo objetivo. Esto incluye desde la puntualidad hasta la elección de la música o los discursos.
  3. Creación de identidad e imagen: Si ciertos elementos del evento (como la música, la decoración o el formato) funcionan bien, pueden repetirse en futuras actividades, creando una identidad de marca para el gobierno.

El poder de los detalles

No se trata de si un ayuntamiento tiene más o menos recursos para realizar un evento grandioso. Lo que realmente importa es la coherencia entre los elementos del evento y la imagen que se quiere proyectar. Como señaló el teórico de la comunicación Marshall McLuhan, “el medio es el mensaje”, lo que significa que los detalles en la organización de un evento pueden decir tanto o más que las palabras pronunciadas en el mismo.

Un mal uso de los símbolos patrios, una disposición incorrecta de los asistentes o un guion desorganizado puede debilitar la imagen de un gobierno ante la ciudadanía. Por ello, es fundamental que los organizadores se apeguen a las normas del protocolo, asegurando que cada aspecto de la ceremonia esté alineado con los valores que la administración desea comunicar.

La toma de protesta no es solo un trámite, es un evento de alto impacto simbólico y comunicacional. A través de un protocolo bien diseñado, los nuevos gobiernos pueden comenzar su gestión con una impresión sólida, proyectando seriedad, respeto y compromiso con la comunidad. La clave está en los detalles, en la organización eficiente y en una correcta ejecución del ceremonial, porque al final del día, como toda representación de poder, los eventos oficiales también son una declaración sobre quién gobierna y cómo lo hará.

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