Nos encontramos en un entorno dinámico donde las tendencias cambian rápidamente y la novedad de hoy puede quedar obsoleta en cuestión de segundos. La inmediatez y disponibilidad en la comunicación son percibidas como obligatorias por los usuarios, lo que conlleva a errores frecuentes en la interacción con las empresas. El consumidor actual no solo busca productos o servicios en línea, sino que también evalúa sus decisiones a través de opiniones en foros y recomendaciones boca a boca, incluso de personas desconocidas.
En este contexto, la experiencia ofrecida por las empresas a través de diversos canales es crucial para no solo destacar en un mundo virtual altamente competitivo, sino también para establecer credibilidad.
Estar en los primeros lugares de búsqueda carece de utilidad si la reputación precedente es negativa.
En respuesta a este panorama de comunicación digital, las relaciones públicas se han adaptado para convertirse en un vínculo real y funcional entre los distintos grupos de públicos y la empresa. Al formular una estrategia de relaciones públicas, es esencial considerar los siguientes aspectos:
- Evaluar quién tiene influencia en el campo y discernir entre seguidores y verdaderos influencers, basándose en credibilidad, habilidades de comunicación y alineación con los valores de la empresa.
- Enfocarse en comunidades en lugar de masas, identificando elementos comunes entre segmentos de público y construyendo experiencias de marca auténticas en torno a ellos.
- Crear mensajes y campañas adaptados a cada canal y formato, priorizando la honestidad, claridad y relevancia.
- Adaptarse a los nuevos códigos de comunicación, invirtiendo en un equipo de escritores hábiles para elaborar mensajes coherentes en diversos medios.
- Reconocer la complejidad de las relaciones públicas y considerarlas como una inversión, no un gasto. La creación de un departamento de RRPP o la contratación de asesores especializados puede marcar la diferencia al anticipar situaciones y evitar complicaciones.
El enfoque estratégico en relaciones públicas debe ser integral, abordando tanto los aspectos tradicionales como los digitales, y requiere una inversión consciente para garantizar la anticipación y gestión efectiva de situaciones críticas.