El Facebook del embajador o el uso de las redes sociales en las relaciones diplomáticas

Por Adolfo Corujo y Pablo Abiad

El día 22 de febrero de 2014, a las 20:42 (horas de México DF), Enrique Peña Nieto, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, comunicó desde su perfil oficial en Twitter la captura de uno de los criminales más buscados del mundo, Joaquín “El Chapo” Guzmán. Unos minutos más tarde y de forma frenética, los medios de comunicación más influyentes a lo largo y ancho del planeta se hicieron eco de la noticia, destacando también la forma en la que el Jefe del Estado de aquel país había decidido utilizar para trasladar una información tan relevante.

Así ocurren las cosas hoy en día. Al igual que hace Peña Nieto, otros líderes del continente como Dilma Rousseff, Cristina Fernández, Juan Manuel Santos o Michelle Bachelet recurren a los nuevos canales para mantener una relación directa con la sociedad en la que conviven. ¿Por qué? Sus conciudadanos se dan cita en ellos para convivir, los influyentes aprovechan ese espacio para condicionar la opinión pública y la reconversión de los medios exige buscar formas alternativas a la hora de trasladar sus mensajes.

Cualquier persona interesada en crear lazos sólidos con las élites de un país debe considerar las oportunidades que ofrece Internet

En este nuevo estado de las cosas, cualquier persona interesada en crear lazos sólidos con las élites de un país debe considerar las oportunidades que ofrece Internet. Son una prolongación de la actividad social. Acudes a una reunión, una recepción o un evento, te presentan a actores relevantes para tu negocio, intercambias saludos y tarjetas y, ahora, puedes fortalecer y estrechar esos lazos siguiendo en contacto con ellos gracias a Twitter, LinkedIn, Facebook, Instagram y un larguísimo etcétera.

Evidentemente, no todos utilizan la Web y los que lo hacen no la usan del mismo modo. Un buen primer paso es averiguarlo. Y para hacerlo es preciso saber que existen estos espacios, qué diferencias se dan entre ellos y cómo usar sus posibilidades para localizar a esos contactos. Esta tarea requiere que nos involucremos. Es imposible formarnos en el manejo de las redes sin comprometer tiempo en utilizar sus opciones, equivocarnos y volver a empezar.

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